La noche cayó sobre el horfanato como un mato de oscuridad. No había ni una sola luz encendida y tampoco había luna. Apenas unas tímidas estrellas brillaban en el firmamento a pesar de la absoluta oscuridad. Nayla se levantó despacio de la cama y se acercó a la de Ailish. Su amiga parecía dormida y eso le extrañó, había estado todo el día nerviosa. La muchacha cojió del brazo a su amiga y esta abrió los ojos de golpe, con una sonrisa. Nayla dió un respingo y enseguida se dió cuenta de que le había estado tomando el pelo.
- Si tu hubieras visto la cara... - rió por lo bajo. - Vamos.
Las chicas cojieron sus respectivas mochilas y se encaminaron en silencio hasta la puerta de la habitación. Nayla alargó la mano para cojer el pomo y ya se disponía a girarlo cuando Ailish le cojió del brazo.
- Ten.
En la oscuridad, apenas pudo distinguir el objeto. Parecía un colgante, pero no acababa de ver la piedra que, en su borde, emitía un débil resplandor anaranjado. Nayla le sonrió, aunque nunca supo si Ailish la había visto.
- Gracias.-susurró.
Lo cogió, se lo puso alrededor del cuello, y salieron a urtadillas de la sala.
- Si tu hubieras visto la cara... - rió por lo bajo. - Vamos.
Las chicas cojieron sus respectivas mochilas y se encaminaron en silencio hasta la puerta de la habitación. Nayla alargó la mano para cojer el pomo y ya se disponía a girarlo cuando Ailish le cojió del brazo.
- Ten.
En la oscuridad, apenas pudo distinguir el objeto. Parecía un colgante, pero no acababa de ver la piedra que, en su borde, emitía un débil resplandor anaranjado. Nayla le sonrió, aunque nunca supo si Ailish la había visto.
- Gracias.-susurró.
Lo cogió, se lo puso alrededor del cuello, y salieron a urtadillas de la sala.